miércoles, 19 de noviembre de 2014

¿....?
Mmmm yo la calificaría como rara.

Una oveja negra me han llamado y así me he disfrazado estos carnavales, ¡porqué es la absoluta verdad!
Es rara la sociedad en la que vivo, lo he descubierto por mis pocos y censurados viajes a otros países.
El por qué, muy sencillo: me gusta besar en público.

En este país existe una dictadura muy dura, desde pequeño me han inculcado en la escuela y en clase que no debería de mostrar mis sentimientos, aquí en estas tierras está prohibido mostrar el sentimiento de amar.

Se describe amar como: pensar o actuar de forma cariñosa, afectuosa o incondicional hacia otro ser humano. Claro que se pueden realizar favores pero siempre que sean interesados, el amor fraternal debe limitarse a pagar los estudios de los hijos y ayudar a la economía de la familia.

Para que nadie sintiera nada por las calles incluso han prohibido llevar los colores rojo, rosa, lila, naranja y limón en la ropa, colores a los que el poder llama "impulsivos", prefiriendo moderar los estados de ánimo con tonos oscuros y clásicos. Las personas aceptan estas normas como algo normal, como quién cumple una norma de circulación.

Claro está que existe una resistencia en cada casa, ahí no te vigilan y la gente hace lo que quiera, por ello se venden kilos de ropa de todos los colores en el mercado negro y la ilusión se nota en el aire aunque no se demuestra...discreción. La venta de productos como velas, flores, bombones, champán han hecho rico a más de uno, pues en secreto se demuestra el sentimiento con pasión, constancia y cariño.
Pocos hablan de ello, es tema tabú.

Ilógico si lo piensas, es como enfrascar un sentimiento dentro de cuatro paredes, algo tan natural como respirar, comer, sentir dolor, observar, leer, escuchar...

La realidad es que existen tantas sociedades, con tantas cosas diferentes y tantos "qué dirán", en dónde se habla mal de la gente como yo, por no hacer caso a las normas que se han impuesto, en dónde la razón impera sobre la naturalidad del ser humano, dónde tú y yo podemos ser ovejas negras.

martes, 6 de mayo de 2014

Viajando

Abrí los ojos, los cerré, los volví a abrir, los volví a cerrar.

Siempre he tenido este dichoso problema, nunca me deja en paz. Cuando era pequeña no me importaba la verdad, pero cada vez que me hacía más y más mayor empecé a cambiar de opinión, simplemente quiero un momento de paz.

Mi problema es algo peculiar, ciertamente cuando abro los ojos estoy en un sitio, los cierro y vuelvo a abrir y "plof", ya estoy en otro diferente.
La cosa se complica cuando pestañeo sin querer y luego me digo a mí misma que no puedo pestañear, cuanto más lo piensas más te pasa.

Un día me desperté en el Everest, por suerte a dónde voy me acompaña un conjunto de ropa(del que tampoco tengo idea de dónde sale), ese día conocía a unos tibetanos a los que les conté mi problema y me llevaron a su templo y me dieron a probar un rico té de hierbas blancas para curarme el problema. El té estaba tan bueno que cerré los ojos del gusto y "plof"...desapareció el té y en su lugar apareció una cerveza alemana. Guten Comida o como se diga!

Aunque yo le llame problema, realmente muchas veces lo adoro y me encanta, pues esta magia me lleva solo a lugares interesantes, pacíficos y divertidos. Cada día encuentro algo nuevo que hacer y me pregunto si algún día habré conocido el mundo entero...el mundo es inmenso.

domingo, 10 de marzo de 2013

Pequeña Covarde

Había una vez una pequeña chica que vivía dentro de una burbuja a la deriva en una bañera. Nunca salía de su burbuja, tan solo para sumergirse en el agua desde la misma, en busca de cachitos de jabón perdidos en las profundidades de la bañera que le servían como alimento.
Para esta chica el mundo era de colorines cambiantes, como es lógico si vives en una casa hecha de jabón. Muchas veces se preguntaba qué habría al otro lado de las finas paredes, pero nunca se atrevía ni a imaginar salir de allí.

Un día, teniendo pesadillas, la chica rasgó con sus pequeñas uñas la delicada capa de jabón e hizo que la burbuja explotase. La muchacha se despertó sobresaltada y se sumegió en el agua sintiéndose insegura como para escapar al exterior, pero no fue capaz de aguantar la respiración por mucho tiempo, así que salió a la vida real. Descubrió que el mundo no era de colores como ella pensaba, lo cual le extrañó de tal forma que frunció el ceño y puso los ojos como platos horrorizada.
Por la necesidad de pisar suelo firme comparable a su burbuja, la chica escaló con dificultad las paredes de la gran bañera llegando a su cima. Lo que rodeaba a la bañera era un gran prado lleno de flores, a lo lejos se veía un río lleno de peces de colores y cerca de donde ella se hallaba se veía una pequeña casita adecuada a su tamaño.

De la gran sorpresa, la chica resbaló, calló en el agua y se quedó un buen rato allí dentro haciendo el muerto y pensando que hacer con su vida, pues se había alborotado completamente el mundo que ella conocía.

¿Qué hizo la pequeña chica? Lo que decidió fue ir en busca de un pedacito de jabón del fondo de su bañera y crear otra burbuja, en la que vivió para siempre.

sábado, 21 de abril de 2012

Color coral

Su vestido de color coral claro caída suavemente sobre sus rodillas, sentada en una banqueta de una discoteca la joven escuchaba música sin pensar mientras le daba otro trago a su copa. Lisa miraba al infinito y pensaba... Lo más extraño es que cuando estás ebrio tus pensamientos se reducen a unos pocos y esos pocos suelen ser los que más te importan en esos momentos de tu vida.
 Lisa pensaba en Daniel.
Él de un año más que ella, vivía delante de su casa. Todas las mañanas Lisa se asomaba por su ventana a las 9.00 y a esa hora siempre puntual él se iba a trabajar en la tienda de su padre. Él tenía ojos claros, pelo castaño y piel morena los días de viento el pelo de Daniel se alborotaba y los días de sol su pelo tornaba a tonos más claros. Ella siempre le saludaba y él respondía con un "Hasta luego" después sonreía y su sonrisa se desvanecía en sus labios.

 Un sábado encontró a Daniel en el mismo Pub en el que ahora se hallaba. Lisa le saludó como de costumbre y empezó a hablar con él, bebiendo se conocieron mejor, hablaron, rieron, ella no podía apartar la mirada de sus preciosos ojos verdes, luego bailaron y decidieron salir del local. Daniel le condujo hacia un parque situado cerca de la tienda en la que trabajaba. El parque parecía sacado de una película, para entrar en el había que atravesar un arco rodeado de hierbas trepadoras y flores y en el centro había un pequeño estanque adornado en su borde con un gran sauce y a sus pies un banco color marfil. Daniel le ofreció a Lisa sentarse en el banco y rodeados de luciérnagas continuaron hablando de sus ambiciones en la vida, gustos y pasiones.Lisa se dio cuenta de que tenían muchas cosas en común y no pudo creer que hubiese alguien en este mundo que viese el mundo de igual manera a ella. De repente a Daniel le sonó el teléfono móvil..."Me tengo que ir, adiós..." y Daniel se fue sin más, dejando a Lisa en ese banco sola.

El lunes de la siguiente semana Lisa se levantó a la misma hora de siempre, a las 9.00 se asomó por la ventana. Hacía viento y el pelo largo de lisa se movía siguiendo el ritmo de este, apareció Daniel, a Lisa le dio un huelco al corazón, pero le saludó con naturalidad como siempre y le preguntó que había pasado el sábado, Daniel no respondió..."Lo siento, tengo prisa" Y los días siguientes Daniel no apareció a las 9.00.

Hoy, Lisa se pierde en el fondo de su vaso pensando en Daniel, el chico de los ojos verdes, nublando su mente con un solo pensamiento, con una sola mirada y ninguna canción.

domingo, 18 de marzo de 2012

Noche *

Cada día antes de acostarse, Lulú observaba a través de su ventana el misterioso universo estrellado que se reflejaba en el cielo de la noche. Ella solo podía quedarse dormida mirando a la luna. Todos los días veía a "su luna". Le cantaba, le hablaba, le contaba secretos a la luna y la luna le escuchaba sin inmutarse.

La joven chica pensaba realmente que la luna estaba viva y que podía oírla, tal era su locura que Lulú le prometió hablarle todas las noches de su vida y así lo hizo. Con veinte, treinta, cuarenta, cincuenta años, ella seguía hablando con la Luna.

Con ya noveinta cumpleaños, Lulú siendo una viejecita, le habló una noche a la Luna y ésta le contestó por fin. "Lulú, llegó el momento en el que yo ya no sea tu compañía, sino que tú seas la mía. Llegó el momento en el que tú misma tienes que subir hasta este cielo y acompañarme a mí y a las estrellas..."
Y así Lulú abandonó la tierra, subiendo a su cielo tan querido.

lunes, 2 de enero de 2012

Déjate llevar

Tomó un café a las tantas de la madruguda, no le preguntes porqué pero ella siempre toma café para dormir y siempre sueña con dulces, colinas,soles y amores...

Hoy mismo soñó. Soñó que no podía soñar y que buscaba el motivo de ese extraño suceso, en su mano apareció un grano de café en el que se veía una palabra, un nombre pero no conocía a que pertenecía, el grano se cayó, iluminaba el sol, ella dió un giro que movió el vestido rosa que llevaba y el granito de café se difundió en un río de granos en el que hundió sus pies, piernas, tronco, hombros, cabeza...se dejó llevar y se olvidó del enigma inicial, ¡que más da!...se dejó llevar....hasta que se dió cuenta de que ya no sabía ni como había llegado hasta donde estaba, solo por haberse dejado llevar por aquel grano de café con aquella extraña inscripción.

En un campo de hierba color chocolate con flores rosas, observaba un cielo de ese mismo color y soñó, soñó que soñaba...sin más se despertó y se dio cuenta de que sus sueños encajaban en lo que era su loca vida, por haberse dejado llevar aquella dulce chica, se encontraba en una situación similar a su sueño a la que no sabía ni cómo ni cuando pudo haber llegado, una situación impensable pero cálida y conocida a la vez.
A veces las cosas suceden cuando no te das cuenta y debes elegir si volver o no a la situación inicial, retornar a donde estabas, donde no ocurría nada o dejarte llevar...
Tú decides dejarte llevar y quedarte en el bonito campo soñando...

miércoles, 27 de julio de 2011

Preocupaciones.

Boom,Boom,Boom
No paraba de sonar ese maldito boom en su cabeza.
Boom,Boom, Boom
sonaba mientras leía, caminaba, miraba la televisión. Era tan pesado que hasta un día tuvo que ir al médico. El médico le dijo:No, señorita, usted no tiene nada, disfruta de buena salud.
"¿Que disfruto de buena salud?, siempre dicen lo mismo y al final uno está enfermo...pero esta vez solo tengo este síntoma...Estaré loca"
Y siguió día y noche, día y noche escuchando ese Boom, Boom, Boom... A veces se convertía en un sonido melódico y Kate se inventaba canciones, otras veces resultaba tan horriblemente molesto que Kate se echaba a llorar y a gritar como una descosida como acto de desesperación.
"¿Que hace la gente cuando necesita paz?...mmm ¡cierto!" Kate fue hasta el lago que estaba en frente de la granja donde se había criado de pequeña. Allí inchó una lancha, la lanzó al mar y se tumbó en ella. Se relajó. Pero se relajó tanto, ¡que hasta se durmió!
ZzzZzzzzZzzz.....En el sueño una chica que se semejaba a ella le dijo algo que nunca pensaría que le estaba pasando, le dijo algo tan obvio que se sintió tonta y luego defraudada de sí misma, algo que a ti te puede estar pasando o incluso a mi. No te voy a contar aquello que a la chica le perturbaba, al igual que no te voy a decir lo que no te puedes quitar de la cabeza,ese Boom, Boom, Boom que tienes todos los días alomejor sin darte cuenta, no te lo voy a decir. No te lo voy a decir porque es obvio.
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