La luz otoñal y cálida iluminaba su cuarto como de costumbre al atardecer.
Mel había estado jugando todo el día con su casita de muñecas.
Rosa con ventanas blancas, un tejado ocre y hierbas trepadoras falsas.El interior era lo que más le gustaba a Mel, a pesar de que el exterior de la vivienda le sorprendiera tanto por sus colores dulces como por la maestría con la que se habían hecho las hojas que la cubrían.Tenía dos dormitorios, un baño, dos salones(cada cual con sus funciones) y una preciosa cocina. Cada habitación contenía sus correspondientes objetos.Cada detalle había sido cuidado en su elaboración y eso, Mel, lo supo apreciar.
"Mel, Cariño, hoy es tu cumpleaños, cumples tres añitos. Toma, una casita de muñecas para que tu Sussy pueda dormir ahí agustito, agustito"- Sonriendo, le dijo esto su madre en cuanto le dió su regalo.
"asias mami"Mel ya sabía hablar, era tranquila y tierna, no se parecía al resto de niños, ella apreciaba cada instante de la vida, desde el amanecer hasta el atardecer Mel observaba con detalle todo lo que sucedía y aprendía.
Mel por fin se decidió. Entre todas las estancias de la casa había una especial y que a Mel le entusiasmaba:el cuarto de baño. Su madre a la hora del baño llenaba la bañera hasta arriba y jugaba con Mel. Las burbujas de jabón flotaban por todo el baño y sin preverlo desaparecían haciendo un ruidito que a Mel le encantaba "plof"...burbujas que brillan y se desvanecen en la nada, vuelan y se desvanecen en la nada.
Así que Mel colocó en el cuarto de baño a su muñeca Sussy.
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